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¿Hasta dónde se deben usar las redes sociales?

USO O ABUSO.

Dentro del internet no cabe duda que las redes sociales han supuesto enormes beneficios en el ámbito de la actividad humana: la inmediatez en el acceso y la recepción de información, el incremento de la comunicación entre las personas, la disponibilidad de muchos conocimientos, la democratización en el acceso a la cultura y la participación, la facilitación del comercio, etcétera.

El uso de las redes sociales nos ha permitido recuperar amistades que creíamos perdidas, desarrollar en mayor medida la medicina, los negocios (tenemos al alcance de un clic muchas opciones), incluso la comunicación misma (si tiene familiares en el extranjero entenderá de lo que hablamos). 

Internet facilita la información adecuada, en el momento adecuado, para el propósito adecuado”

Bill Gates

La world wide web (www) llegó para quedarse y su desarrollo y mantenimiento requiere cada vez más de ciudadanos responsables. Nunca como ahora la información es poder.

La Primavera Árabe nos mostró que las redes sociales pueden unir aquello que antes la policía o el ejército reprimían. Un cúmulo de jóvenes coincidió en redes para poner un alto a la dictadura. Las revueltas de 2011 en Oriente Medio y África demostraron el verdadero poder de internet como herramienta liberadora. Quizá por eso cuando un régimen antidemocrático quiere incomunicar a una sociedad lo primero que hace es limitar el WiFi: ejemplos claros son China y Venezuela. El internet se ha convertido en el medio más poderoso de esta revolución. Este sistema global de redes informáticas proporciona la propagación de una comunicación multimodal e interactiva en cualquier momento y libre de límites espaciales.

Abuso de las redes sociales

El abuso en las redes sociales presenta diversas vertientes. Entre las más delicadas, por ejemplo, está la violencia contra las mujeres en sus diferentes modalidades. En los últimos años han aumentado fenómenos como la extorsión sexual y la llamada porno venganza, que se presenta cuando la ex pareja u otras personas publican en internet fotos o videos íntimos de alguien sin su consentimiento, afectando su integridad emocional. Estas prácticas son muy recurrentes en medios digitales debido a la facilidad para compartir contenido. En este sentido también se presenta el ciberacoso o ciberbullying: ya que al ser un espacio donde interactúa todo el mundo, las redes son un escenario fácil para esta clase de delito que humilla, ofende, amenaza, extorsiona o difama a alguien, en las redes sociales la información de un usuario no es completamente segura, por lo que puede convertirse en presa fácil de este tipo de situaciones y sufrir acoso sexual o un acoso social sumamente fuerte que lo puede llevar a situaciones verdaderamente graves, como el suicidio.

En el mundo virtual, sin saber si es cierta o falsa, una acusación provoca en muchos de los casos que una persona señalada se convierta en víctima del linchamiento mediático ya que los internautas se transforman en jueces y verdugos: es ahí donde hacer acusaciones sin fundamentos resulta en extremo grave. La vida social y laboral de la víctima se ve completamente afectada, sufre depresión y su parte emocional es cada vez más vulnerable. Por ende, dentro de las redes sociales se recomienda extremo cuidado; la gente que dice que su vida ha sido destruida con acusaciones falsas nos obliga a reparar en que las acusaciones deben presentarse con pruebas. Como la libertad, internet implica respeto y conciencia social. Uno puede hacer lo que guste siempre que no afecte a los otros. El buen o mal uso de una herramienta positiva como las redes sociales depende de cada individuo y de su capacidad para autorregularse.

Hoy en día, las redes sociales se han vuelto una herramienta esencial para la socialización de los jóvenes. Mientras tanto, la investigación en este ámbito es cada vez más abundante, y parece apuntar a que el abuso de redes sociales puede tener algunos riesgos para esta población. De hecho, recientemente Facebook (dueña de Instagram) ha anunciado que introducirá herramientas para limitar el uso de la aplicación, tras publicarse investigaciones internas que revelan algunas de estas consecuencias. En este contexto es muy importante preguntarse, por ejemplo:

¿Son adictivas las redes sociales?

Aplicaciones como Instagram ofrecen una elevada “tasa de reforzamiento constante” (imágenes e información atractiva y de interés para el usuario) a un “bajo coste o fricción” (apenas con deslizar un dedo, dicha información es casi ilimitada). En algunos casos, como sucede con las stories, el contenido se reproduce incluso automáticamente, el resultado es una conducta que resulta placentera y poco demandante, y que por tanto es difícil abandonar. Esto facilita que “perdamos la noción del tiempo” y que las redes se utilicen como forma de evasión de la realidad y sus problemas, lo que lo asimila en cierta forma a una conducta adictiva.

¿Es perjudicial para la salud mental de los jóvenes?

 La investigación hasta la fecha arroja resultados poco concluyentes sobre la asociación entre el uso de redes como Instagram y problemas de salud mental. No obstante, determinados patrones de uso sí parecen asociarse a una menor autoestima, mayor sentimiento de soledad, bajo apoyo social, o a la aparición del miedo a perderse información relevante. Este es el caso del seguimiento en la red social de informaciones que promueven la comparación con estándares superiores (por ejemplo, cuerpos idealizados, vidas perfectas o una salud mental aparentemente inquebrantable). En estos casos, los estudios preliminares indican que el uso de Instagram se asocia a una mayor comparación social y a una imagen corporal negativa, entre otros, agravados por el formato intensamente visual de la red social. Además, y tal y como desvelaron las investigaciones filtradas de la compañía Facebook, las chicas serían particularmente vulnerables a los efectos del uso de esta red social.

Por esta razón, y aunque falta investigación en este campo, todo apunta a que es necesario incluir estrategias que permitan un mejor autocontrol del uso de estas aplicaciones por parte de los usuarios, así como controles de contenido en las sugerencias ofrecidas que reduzcan los riesgos de determinados patrones de uso. Por otra parte, los padres y tutores de los jóvenes deben supervisar el uso de estas aplicaciones por parte de los menores para revisar los contenidos y prevenir patrones de uso de riesgo. Si bien no debemos demonizar las redes sociales, es conveniente incorporar una perspectiva  preventiva hacia los usos de riesgo.

Marta Medina

Comunicadora Social

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