
El hombre es un ser integral: la condición física, él área mental y su faceta espiritual. Se requiere de un desarrollo armonioso para alcanzar un estado de salud equilibrado en el sentido pleno de la palabra.
Podrás cuidar muy bien la parte física de tu organismo; podrás nutrir y desarrollar él área mental hasta alcanzar los mayores logros; pero si la faceta espiritual no está bien cimentada correrás el riesgo de echar a perder el esfuerzo realizado en las otras dos áreas de tu vida.
Nada mina más la fuerza física y mental que la pérdida de la esperanza. La confianza es lo único que nos proporciona seguridad y sensación de pertenecer. La esperanza es también nuestro mayor potencial de salud.
La verdadera fe en Dios es confianza. Si reconoces que en el universo hay inteligencia y propósito, el paso lógico siguiente consistirá en buscar y adorar al único y verdadero Dios. Al descubrir y relacionarte estrechamente con el ser Supremo, encontrarás la verdadera seguridad en tu vida y confianza ante las dificultades que puedas afrontar.
Dios siempre quiere darle verdadero sentido a tu vida; desea que comprendas que eres valioso y que entiendas el propósito de tu vida aquí en nuestro plano físico.
SUGERENCIAS PRÁCTICAS:
- Acostumbra hablar con Dios, contándole todo lo que pasa en tu vida, de la misma manera que lo haces con un amigo.
- Da gracias a Dios por cada una de las bendiciones que recibes al día (abrir los ojos en la mañana, tener un desayuno y una cama donde dormir) pequeñas cosas del día que a veces no nos damos cuenta porque siempre están ahí pero que en realidad son una gran bendición.
- Alimenta tu plano espiritual leyendo libros o artículos sobre el tema, meditando y hablando con Dios cómo si fuera tu mejor amigo.
- Ten fe, aunque ahora nada salga como quieres confía en que Dios te tiene algo mucho mejor y no olvides servirle a el ser superior.







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