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Cáncer en la niñez y en la adolescencia

Datos clave para una detección temprana

En muchos países el cáncer es la segunda causa de muerte en niños mayores de un año.

Afortunadamente, en los últimos años se han registrado avances muy importantes en el tratamiento del cáncer infantil. Un ejemplo es la leucemia aguda, una enfermedad que hasta hace 30 años era considerada inevitablemente fatal. En la actualidad, siendo el tipo de cáncer más frecuente en la infancia, tiene una sobrevida a 5 años superior al 70%, lo que implica que la mayoría de los pacientes pueden curarse definitivamente.

También se han logrado progresos similares en el tratamiento de los tumores sólidos, desde que se utilizan de forma combinada métodos de radioterapia, cirugía y quimioterapia,  que han incrementado de forma significativa la supervivencia a largo plazo en los tumores infantiles.

Los niños son diferentes de los adultos por lo que, de manera general, es importante, tomar acción cuando se detecta cualquier signo o síntoma diferente de lo normal. En resumen, aunque el cáncer pediátrico no es prevenible, el objetivo de lograr una detección temprana puede ser lograda por profesionales de la salud que hacen una historia clínica meticulosa, un buen examen médico y que escuchan a los padres.

Recomendación general para una detección rápida de cáncer en los niños y adolescentes:

• Los pacientes pediátricos con sospecha de cáncer deben ser referidos a unidades especializadas de Oncología Pediátrica

• El cáncer infantil es una enfermedad rara que puede manifestarse inicialmente con los mismos síntomas que otros procesos frecuentes. Por ello, en el caso de que un niño o adolescente consulte en varias ocasiones (por ejemplo, tres o más veces) por la misma sintomatología sin tener un diagnóstico claro, se recomienda su derivación de forma preferente. 

• Los padres son en general los mejores observadores de los síntomas de sus hijos. Los profesionales de Atención Primaria han de tener en cuenta la percepción y el conocimiento de los hijos por parte de sus padres a la hora de considerar una derivación preferente del paciente. 

• La ansiedad de los padres ante un determinado síntoma podría justificar la derivación de un paciente pediátrico, aun en los casos en los que el pediatra considere que la sintomatología referida se debe a una causa de etiología benigna.

•El dolor de espalda persistente puede ser un síntoma de enfermedad oncológica en el niño, por lo que es indicación de exploración detallada, realización de hemograma y frotis de sangre periférica, así como considerar su derivación para completar estudio. 

• Existe asociación entre algunos síndromes y cáncer, como por ejemplo el síndrome de Down y la leucemia o la neuro fibromatosis y los tumores del sistema nervioso central, así como otros síndromes raros con algunos tipos de cáncer. Los pediatras han de reconocer aquellos signos y síntomas de alerta ante la posibilidad de cáncer en estos pacientes.

El cáncer en niños y adolescentes es una realidad que debemos afrontar día a día en la sociedad. No olvidemos que, en este grupo de enfermedades, cuanto antes se realice el diagnóstico, mejor será el pronóstico. Para esto, es imprescindible identificar los síntomas iniciales y diferenciarlos de enfermedades más comunes y menos graves que se pueden presentar en niños y adolescentes.

Carolina Vallejo

Editor de contenido

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